¿Qué se celebra el 14 de febrero?
Como sabemos, el 14 de febrero se celebra el amor con el Día Internacional de los enamorados. El ambiente se edulcora y todo se llena de rosas y bombones pero ¿qué historia e implicaciones hay detrás de todo esto?
Desde la Oficina de Igualdad y Violencia de Género de la Mancomunidad Integral de Municipios "Guadiana" queremos destacar la importancia de romper con las creencias irracionales en torno al amor romántico y las directrices sobre cómo debemos vivir nuestras relaciones afectivas.
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Un poco de historia
El origen de San Valentín se remonta al siglo III y se enmarca en el Imperio Romano. Durante el mandato de Claudio II, los territorios se hallaban en mitad de una crisis que afectaba a las relaciones económicas, sociales y políticas. Con el pretexto de que los soldados eran menos eficientes en el campo de batalla si estaban casados se les prohibió contraer matrimonio.
Bajo estas condiciones surge la figura de Valentín, sacerdote que comenzó a casarles a escondidas para acabar con tal injustica. Esta noticia llegó a los oídos del emperador quién decidió encarcelarle y posteriormente ejecutarle convirtiéndose así en mártir.
Pero ¿Cómo ha llegado esta historia a la actualidad?
Las primeras felicitaciones que se vendieron para celebrar el día de los enamorados fueron de la mano de una comercial americana llamada Esther A. Howland, en 1840. Su éxito fue tan majestuoso que el año siguiente repitió la venta y los comercios de la zona lo adoptaron como tradición a la que se iban agregando otros elementos como bombones y rosas, convirtiendo el día de San Valentín en el boom que hoy en día conocemos. La celebración se comenzó a exportar a otros países con el nombre del "Día de los Enamorados".
Tradiciones en diferentes países
El 14 de febrero se celebra en muchos países, entre ellos España, pero el significado cambia de unos a otros.
Dentro de Europa, en Finlandia y Estonia este día es un homenaje a la amistad y, también, una fecha elegida para pedir matrimonio y casarse. En Dinamarca y Noruega, es tradición enviar poemas anónimos donde el remitente se pone con tantos puntos como letras tenga el nombre de la persona enamorada.
En Latinoamérica, y en Puerto Rico concretamente, se conmemora el amor y la amistad y se tiene como costumbre intercambiar regalos entre amistades. Esta fecha cambia y se traslada a octubre en el caso de Uruguay y a septiembre en Bolivia, donde se celebra el 21 de septiembre el primer día de primavera, haciendo exaltación del afecto y del cariño con regalos, flores y tarjetas.
En el continente asiático también hay mucha diversidad de celebraciones y en oriente, la mayoría de sus países no siguen la tradición en torno a esta fecha.
Como vemos, hay diversas formas de celebrar el amor. Si existen tantas formas de celebrarlo ¿por qué solo celebrar el amor romántico?
¿Qué es el amor romántico?
Es un tipo de afectividad que se vive muy intensamente y que aspira a buscar sentido a la vida a través de una relación sentimental que, en la mayoría de las ocasiones, se idealiza. Nos da a entender que la pareja nos aporta algo que nos falta. Todo esto tiene una serie de implicaciones.
Es muy importante tener en cuenta que ambos géneros hemos sido educados y socializados de forma diferente. De esta manera, lo masculino se puede asociar al poder, trabajo, fuerza, política, mientras que lo femenino a la vida privada, la pasividad, la dependencia, la obediencia, las emociones, entre otros.
Así, entendemos que las mujeres son las que en este ideal del amor romántico ocupan una posición de sumisión al varón, provocando en muchos casos que este y la relación de pareja sea una prioridad, ante todo.
Mitos y creencias del amor romántico
Los mitos del amor romántico son un conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la supuesta verdadera naturaleza del amor. Algunas de las creencias que dan lugar a estos mitos son "el amor es ciego", "todo por amor", "por amor, se debe aguantar todo", "si mi pareja no se siente celoso/a es que no me quiere", "mi chico/a es mío/a", "la culminación de una pareja que se quiere es formar una familia", "en el amor, lo ideal es encontrar tu media naranja", "el amor es para siempre". Como podemos observar estas creencias irracionales son bastante limitantes y peligrosas ya que se han formado varios mitos en torno a ellas.
Quien te quiere te hará llorar. Permitir que el dolor se apropie del concepto “amor” es muy peligroso. El maltrato, la falta de cuidados o la indiferencia nunca formarán parte de una relación sana ni deben ser soportadas “en nombre del amor”. Quien bien te quiere te hará cuidará, te apoyará y buscará tu felicidad, no tus lágrimas.
Mito de la media naranja. La idea de considerar a otra persona como una extensión de nuestro propio cuerpo, nos lleva a interiorizar que somos personas incompletas y que solo podremos alcanzar la plenitud y la felicidad al encontrar a ese “verdadero amor”. Por supuesto, no somos seres incompletos y en una relación afectiva que esté formada por dos (o más) personas siempre van a surgir diferencias, lo cual no significa que la relación no pueda funcionar.
El amor lo puede todo. En muchas ocasiones, por mucho que se quiera una pareja, el amor no basta. De hecho, “este mito puede ser usado como una excusa para no modificar determinados comportamientos o actitudes, o puede llevar a que ni siquiera se vean graves conflictos de pareja.
El amor a primera vista existe. La idea del flechazo nos hace idealizar relaciones superficiales y a menospreciar o ignorar otras que nos pueden enriquecer por el hecho de no haber existido esa supuesta química inicial en el primer momento.
No puedes enamorarte de dos personas a la vez. El mito de la exclusividad sigue conllevando conflictos internos y relacionales a muchísimas personas. Si bien es cierto que durante la fase de enamoramiento es muy difícil fijarse en otras personas (ya que el cóctel hormonal que implica el enamoramiento nos “impide” tener ojos para alguien más), una vez llegamos al estado de “amor maduro” es posible sentir atracción o afinidad con otras personas sin que esto signifique que se haya dejado de querer a la pareja/s.
Los celos nunca son una prueba de amor. La monogamia siempre nos ha inculcado la necesidad de considerar a tu pareja como una posesión, la cual ha sido durante años la excusa más empleada para “justificar” la violencia machista. Los celos son un signo de inseguridad y de dependencia, no de amor.
Te proponemos un juego para aplicar lo aprendido.
¿Te atreves a romper con los mitos?
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